¿Cómo se llega a ser un “agricultor” adecuado? 14/09/2023 – Publicado en: PORTAFOLIO

Los cristianos a menudo comparten sus historias. La biblia está llena de ellas y en las iglesias circulan; circulan las antiguas y las actuales, las de sus propios miembros. Desde los niños a los más mayores, no es difícil atrapar la atención de las congregaciones con los testimonios de lo que Dios ha hecho y hace en las vidas de otros con historias de fe, de redención, de gracia.

 

Este libro cuenta varias de esas historias y, tal vez por ello, ya merecería la pena. Pero no estamos ante una recopilación sin más, ni mucho menos. Los autores no se han ocupado tanto de contar como de analizar esas historias, las que comparten y las otras, miles de ellas, recogidas a lo largo de sus años de ministerio entre los estudiantes universitarios.

Y, si bien es cierto que “analizar” no parece una palabra adecuada para examinar cómo las personas llegan a Jesús, en ningún momento pretenden lo imposible, como si al Espíritu Santo se le pudiese meter en una probeta y estudiar en un laboratorio. Para ellos está muy claro que la obra es y sigue siendo de Dios y es Dios quien la lleva a cabo, haciendo crecer la semilla “sin que se sepa cómo” (Marcos 4:26-29).

Por otro lado, el símil continúa: el agricultor no puede hacer brotar la semilla, pero reconoce las distintas fases de crecimiento (tallo, espiga, grano) y acomoda sus cuidados según corresponde. Del mismo modo, los cristianos pueden y deben tratar de adecuarse a la situación particular de sus amigos no creyentes.

Ahora bien, ¿cómo se realiza este ajuste? ¿Cómo se llega a ser un “agricultor” adecuado? De eso justo trata este libro.

Sin pretensiones de controlar un proceso en el que “el crecimiento lo da Dios” –de hecho, advierten en contra de intentar tal cosa– y fruto de su experiencia y aprendizaje, los autores han identificado cinco etapas o umbrales observados de forma general en los testimonios examinados. Estos cinco umbrales son:

  1. Confiar en un cristiano: abandonar el recelo frente al cristianismo, tan común en
    contextos relativistas posmodernos. Según encontraron los autores, la evangelización
    monotemática, que ni se pregunta por el trasfondo o necesidades de la persona,
    siempre parecía irritar a sus amigos no cristianos con sus “tácticas de vendedor”.
    “Según el testimonio de cientos de personas… su viaje hacia Jesús comenzó
    cuando confiaron en un cristiano” (p. 70).
  2. Curiosidad: transición desde la indiferencia a un genuino interés. Este cambio
    puede ser provocado por relatos que dirijan la mirada a Jesús, bien sacados de la
    Biblia o del entorno de la persona. Se enfatiza el uso de preguntas para espolear
    esta curiosidad y se sugiere un buen número de ellas. Aquí el ejemplo de
    Jesucristo mismo es definitivo: “los evangelios consignan 183 preguntas dirigidas a
    Jesús, de las cuales él solo responde a 3 y ¡responde las demás con otras 307
    preguntas!” (p. 79).
  3. Abrirse al cambio, lo cual implica un viaje de intensas luchas en el que hacer de
    acompañante requiere de mucha paciencia. Siempre siguiendo el modelo de
    Jesús, el libro examina pautas, abordajes y ejemplos inspiradores para ello.
  4. Buscar a Dios: es la etapa de sopesar de verdad el coste de una relación con
    Jesús, sus pros y contras. De nuevo se requiere de una orientación sincera y, a
    menudo, también algo de desafío y ánimo, siempre señalándoles a la persona de
    Jesucristo. Aquí resultan clave las respuestas personales y auténticas con base en
    la vida real, en el camino propio y de otros hermanos, entre los que el no creyente
    ya no se siente tan fuera de lugar.
  5. Entrar en el reino: tomar la decisión, dar el “sí” definitivo. Es el momento del
    compromiso, que se ejemplifica examinando parábolas del evangelio (el tesoro
    escondido, la perla de gran precio…) y también situaciones de la vida real (por
    ejemplo, votos nupciales tras un período de noviazgo).

A continuación, los autores se detienen en la importancia de no abandonar al que acaba de entrar en el reino, con énfasis en las primeras seis u ocho semanas y las necesidades primordiales de este período.

En todos los umbrales, como se ha dicho, el libro es rico en ejemplificaciones y paralelismos, tanto bíblicos como más personales, extraídos del ministerio de los propios autores. Ellos nos cuentan lo que hacen y por qué, cómo les ha ido, dónde se equivocaron, en qué fueron aprendiendo, etc. Se diría que escuchamos a unos amigos recién regresados de una campaña de evangelización. Nos trasladan a sus reuniones de estudiantes de ahora y a los caminos con Jesús de entonces. De ahí extraen un rico material en el que encontramos tanto enseñanzas fundamentales como propuestas muy prácticas y tangibles, tales como preguntas concretas a plantear, eventos a realizar o recursos online.

Encuentran este abordaje liberador, puesto que se centra menos en un activismo muchas veces frustrante y más en relaciones enriquecedoras, de las cuales muchas han “fructificado” en vidas transformadas por Dios. En todo ello, no minimizan la energía y el esfuerzo requeridos, ni tampoco dejan de advertir de lo potencialmente doloroso del proceso, cuando las decisiones de otros “te rompen el corazón”.

Ni los cinco umbrales ni las personas son ecuaciones matemáticas a resolver, el resultado escapa al propio control. Los autores, pues, no pretenden presentar ni fórmulas infalibles ni soluciones mágicas, ni tampoco unos pasos preceptivos e inamovibles. No se trata de recetas, sino más bien de lecciones generales y ejemplos.

No es una hoja de ruta, sino un conjunto de herramientas que, como “labradores espirituales”, a los autores les han servido bien y nos comparten.

El libro, como es obvio por la temática, va dirigido a personas ya creyentes en Jesucristo. Quizás sea importante tener en cuenta que los autores se circunscriben a un campo de trabajo muy particular y específico, el de estudiantes universitarios con mentalidad fundamentalmente posmoderna. Por tanto, no todos los aspectos van a ser igualmente extrapolables a otros contextos. Esto no implica que no pueda ser útil para cualquier cristiano involucrado en evangelización, que lo es. De hecho, habría que decir que resulta útil para cualquier cristiano sin distinción, puesto que dar a conocer a Jesús es tarea de todos.

Los principios bíblicos y enseñanzas básicas del libro son, como no podía ser de otro modo, aplicables de modo universal. En las cuestiones más prácticas, como todo “agricultor” sabe, hay que adaptarse al terreno. En todo caso, es un libro que ofrece ánimo y aliento a través de las historias de otros, que nos brindan expectativas de esperanza para que muchos más se sumen a “el camino de Jesús”.

Puedes hacerte con este libro aquí.

Raquel Barrantes, anestesista y secretaría de la Unión Médica Evangélica