La historia de la Natividad ha cautivado la imaginación del mundo. En medio del ruido y el bullicio comercial conviene detenernos y reflexionar en torno a aquel suceso, para honrar a la mujer que recostó a su Hijo en el pesebre de Belén, veló sus pasos durante su infancia y juventud, y presenció el horror de la Crucifixión. Una espada traspasó su alma en aquella ocasión, y es nuestro deseo rendir un homenaje agradecido a María, la madre del Señor.
Este libro es de Camino Viejo.