¿Son históricos los acontecimientos narrados por los evangelistas? Si es así, ¿cómo se explican las notorias discrepancias que –según muchos críticos- imposibilitan una lectura armonizada de los Evangelios y descartan, por tanto, su plena historicidad?
¿Se trata de ficciones legendarias sin base alguna en la historia real?… Al intentar abordar estas cuestiones surgen otra de no menos imperiosa actualidad: ¿se puede considerar “histórico” un concepto como la “resurrección”?…